miércoles, enero 30, 2008

Un espía austriaco en Distrito Federal



La mitología literaria que ha generado México es vastísima, desde el norteamericano Ambrose Bierce (ser un gringo en México — ¡ah, eso sí es eutanasia!), desaparecido en Chihuahua en 1914, pasando por Juan Rulfo y sus fantasmas a caballo, hasta el chileno Roberto Bolaño y su 2666 de la asesina Ciudad Juárez (por no extendernos aquí sobre cine y pintura).
Uno de sus últimos y más excéntricos exponentes es Juan Villoro.
Hijo del filósofo Luis Villoro (nacido en Barcelona en 1922), Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) ha sido periodista durante muchos años, es un forofo del fútbol (Dios es redondo) y del rock (lo ha defendido a ultranza desde la radio), y desde siempre ha combinado la cultura de masas con la literatura finisecular del Imperio Austro-Húngaro.
Su último libro de relatos, Los culpables, se abre con el aforismo de Karl Kraus "Quien calla una palabra es su dueño, quien la pronuncia, es su esclavo", toda una declaración de principios.

México ha sido siempre un país que, muchas veces por pereza intelectual, otras por desidia, se ha asociado a unas virtudes o defectos, depende del prisma con que se mire, que solemos hacer extensibles a todos sus habitantes.

Cada uno de los siete relatos de este volumen nos presenta a un protagonista enfrentado a la realidad que le rodea: un mariachi harto de su éxito folklórico, que no tiene más remedio que reconciliarse con la talla más bien normal de su sexo; un futbolista, una máquina de servir balones, que en su único gesto humano sacrifica la gloria de su equipo; un ejecutivo que pierde demasiados vuelos lee en la revista de la compañía aérea el relato de su fracaso matrimonial y decide convertir el aterrizaje en una caída; un guionista que edita con tijeras para rebanar pollos y acaba convertido en un monstruo; un limpiador de ventanas suspendido en un andamio; un viajero que adopta una iguana y un anfitrión convencido de que los mexicanos sólo matan a sus amigos [según una frase de William Burroughs], cuentan lo que no quieren contar…
En el fondo de todos ellos subyace la idea del autor de mostrar cómo ven los extranjeros a los mexicanos.

La relación de México con el Imperio Austro-Húngaro viene de cuando los conservadores mexicanos le propusieron en 1859 al archiduque Maximiliano la Corona del Segundo Imperio Mexicano, con el apoyo de la Iglesia Católica y de Francia.
En 1864 desembarcaba en Veracruz en un país devastado por la guerra y dividido entre los partidarios de la Corona y los juaristas, los republicanos de Benito Juárez.
Sin embargo, todo acabó como el rosario de la Aurora: para los liberales Maximiliano era un rancio monárquico y para los conservadores resultó ser demasiado liberal.
Desoyendo los consejos de abdicar y volver a Austria, Maximiliano se enfrentó como un personaje de Peckinpah al destino y fue fusilado en Querétaro el 19 de junio de 1867 junto a dos generales.
Quizá como homenaje a Maximiliano Juan Villoro estudió en el Colegio Alemán de Ciudad de México…

El mexicano vive desde hace siglos rodeado de violencia y ya se ha acostumbrado a ésta, mientras que allende sus fronteras ejerce un poder de atracción especial, como hemos visto ya desde los tiempos de la Revolución mexicana.
Además, el mexicano apenas es crítico con su país y, entre otras consideraciones, considera su capital muy habitable, a pesar de la inseguridad, la contaminación y el demencial tráfico cada vez más agudos.
En Los culpables Juan Villoro cuenta siete historias sobre la deslealtad y todo lo que ello supone.
Quien engaña o es engañado se desdobla en alguien distinto para aparentar seguir siendo el que era antes.
No por nada, Juan Villoro trabajó durante tres años en la embajada mexicana en el Berlín Oriental antes de la caída del Muro, y conoce perfectamente este desdoblamiento ante los espejos encontrados.

Este texto de Javier Marías (publicado originalmente en inglés y en traducción libre e inédita para nuestros lectores) describe muy acertadamente la obra de Juan Villoro, ese cruce mexicano entre Luis Buñuel y Fritz Lang, y que sólo podemos recomendar encarecidamente.

Cada vez estoy más convencido de que el mexicano Juan Villoro (Distrito Federal, 1956) es un espía austriaco en una de las ciudades más inapresables del mundo.
Y no tanto por la formación germánica de este autor, que sin quererlo se ha convertido en uno de los más singulares de la literatura hispanoamericana, sino porque aunque el entorno natural de sus ficciones esté imbuido de muchos aspectos de la cultura popular, su capacidad de persuasión —incluso seducción— e ironía afilada, lo emparentan con los autores crepusculares de la monarquía austriaca.
Como afirmaba hace poco un crítico húngaro, Villoro es un aforista metido a narrador.


Creo que comparto con Juan Villoro la idea de que la literatura no debe servir como refugio o escudo de la realidad, sino que es parte de la realidad, algo que la acompaña o, como él mismo afirmó en una ocasión, ambos vemos el mundo como una vasta oportunidad narrativa.
Escriba sobre lo que escriba, hable sobre lo que hable, entreviste a quien entreviste, Juan Villoro siempre transita por todos los géneros con la precisión de un escalpelo y con un humor que remite a Gogol.
Los protagonistas de su obra, sobre todo los de sus cuentos de 'La casa pierde', pero también de sus tres novelas hasta la fecha, encajan en el perfil nabokoviano que a mí más me atrae: hombres inteligentes, escépticos y nostálgicos, verdaderos hombres sentimentales.
Leyendo su obra uno recuerda que no por nada la penúltima emperatriz austriaca prefería la ficción a la filosofía como vía de conocimiento.


Este educadísimo y perspicaz seductor literario, traductor de Lichtenberg y von Rezzori, es capaz de hablar casi simultáneamente del sobrio estilo de Nabokov como guardameta, del nuevo plan urbanístico de la ciudad de Berlín y del tipo de pistola que utilizó la hija de Schnitzler para suicidarse. Y, sin duda alguna, es el tipo de autor que siempre depara alguna sorpresa extraordinaria.

Los culpables de Juan Villoro lo publica Editorial Anagrama.

Maximilian von Czernowitz

viernes, enero 25, 2008

Roma città aperta



Cuna de la sociedad occidental, inconmensurable, excesiva, monumental, vieja dama de alta cuna a la que se le ha corrido el maquillaje, anclada en el tiempo, sofisticada y provinciana a partes iguales, mágica, caótica, pesadilla de celíacos, beata y roja, eterno escenario cinematográfico, lugar de acogida...

Hete aquí un par de curiosas filmaciones de dos "exiliados" estadounidenses que conquistaron la capital italiana en la segunda mitad de la década de los sesenta.

Lola Falana (bailarina, cantante, actriz, novia de Sammy Davis Jr., estrella del spaghetti western) y Rocky Roberts (boxeador de mandíbula de cristal transmutado en vocalista soulero).

Roman R&B rules!

Buon fine settimana!



miércoles, enero 23, 2008

Manouche



Jean Baptiste "Django" Reinhardt
(23 de enero de 1910
- 16 de mayo de 1953)


lunes, enero 21, 2008

La absorbente Liga de fútbol



El aficionado está de suerte.
A pocos meses del final de la Liga que tendrá lugar en marzo, todo está aún por decidir.
Los dos grandes equipos nacionales, el Recreativo Castizo (también llamado "el Obispero") y el Atlético Guay (apodado "la Pánfila") están empatados a puntos en la clasificación.
Dos filosofías de juego, dos ideas del deporte y dos negocios sucios muy diferenciados tratan de imponerse y no dejan pasar día sin robarse los titulares mediáticos.

La Pánfila tenía esta semana un partido de exhibición contra un equipo internacional en el que figuraban jeques árabes, presidentes caucásicos y varios capos.
Todos esperábamos ablaciones públicas, reparto de alijos, muestra de armas químicas, pero la mitad de los invitados estaba en la cárcel y la otra mitad en los montes de Afganistán y no pudieron acudir.
Con un equipo tan mermado, la exhibición quedó gris.

No pudo aprovechar la ocasión el Obispero.
En una audaz maniobra, su capitán, el polivalente Rajoy, fichó a uno de los grandes guardametas del fútbol nacional, el temido Pizarro, elevado a la fama tras su encontronazo con un agresivo ariete Pánfilo que trató de comprarle la camiseta por una décima parte de su valor.
El brillo de la operación, sin embargo, se vio ensombrecido por la lesión de su delantero centro, Gallardón, cuyo nombre ya lo dice todo, el cual tuvo que ser sustituido por la aguerrida Aguirre, cuyo juego es eficaz como extrema derecha, pero que no da juego en el centro del campo.

Los equipos menores, muy alejados, sólo aportan sus tradicionales activos.
El equipo vasco ("RH muy negativo") y el catalán ("tots som Josep Lluis") han vestido a sus jugadores con el clásico atuendo de los coros y danzas, pero eso no parece animar ni siquiera a sus fanáticos seguidores.

Ha sido una semana homérica que hace suponer una final apoteósica.
Excelente compensación por el aburrimiento supino de las elecciones generales, enfangadas en una disputa sobre si el Real Madrid chupa más del presupuesto que el Barça.
Los estadios están llenos y las urnas vacías.
Albricias.

© Félix de Azúa, El Periódico de Catalunya

jueves, enero 17, 2008

Destino Roma



Partimos a la Ciudad Eterna, brevísima escapada.
Les dejo en manos de Gianni Meccia, surrealista y socarrón cantante italiano (romano hasta el tuétano a pesar de haber nacido en Ferrara).
Atención a la fugaz aparición de Chet Baker y a la intervención de un jovencísimo Adriano Celentano.

A più tardi!



martes, enero 15, 2008

¡Viva Escaña!



Volvieron a reunirse los fanáticos en Pamplona para tomarse unos culos de sidra.

En el marco incomparable de un desangelado polideportivo (por lo menos los nazis se gastaban los devaluados marcos en ornamentación, uniformes de confección italiana facilitados por el amigo Benito, pebeteros gigantes y banderolas), Marian Beitialarrangoitia (9 de cada 10 españoles tienen serias dificultades para pronunciar, incluso con la boca llena de txistorra, semejante apellido), actual alcaldesa de Hernani (¿Son símbolos de opresión españolista los peluqueros de señoras y las esteticistas?), aprovechó el evento para enviar un cariñoso saludo y pedir un aplauso para dos mártires de la sacrosanta defensa nacional, víctimas de la brutal represión policial.

Lo que sí se pudo constatar en tan desabrido mítin (cruce entre retrospectiva de cine gay lésbico y concurso de levantamiento de pedruscos, gordos y cabezones) es que lo que más le satisface al personal, aquí y en Pekín (no hay hecho diferencial que valga), es manducar y darle al morapio.

Antes, durante, y tras la retahíla de necedades, discursos envenenados y patéticas demostraciones nacionalistafolclóricas (¿Vieron las caras de esos pobres niños tocados con unos humillantes capirotes a quienes obligaron a ejecutar un sombrío bailecillo?), la concurrencia se hinchó a comer y beber.

A pesar del odio que esta morralla le profesa al resto del país, es innegable que el amor por el chateo les une de manera indisoluble (por mucho que ellos no quieran) al resto de habitantes de la Península Ibérica (a los portugueses les gusta más una copa de vino y una ración de bacalao que a un tonto un lápiz).

Un estudio reciente ha vuelto a poner de manifiesto que España es el país de la Unión Europea con más establecimientos de hostelería (bares, restaurantes, y cafeterías), concretamente 344.426 (un bar por cada 129 habitantes), muy por delante de otros Estados europeos como Francia, Alemania, Italia o el Reino Unido, que curiosamente tienen mucha más población y clientes potenciales.

En Chipiona, A Feira Nova, Xàtiva, Chinchón, Reus o Barakaldo no encontrará a nadie en su puesto a la hora del aperitivo.

Rindámonos a la evidencia, por estos lares se vive en el bar, y éste no entiende de cuestiones identitarias y demás zarandajas (se lo pregunten a los cocineros filipinos que bordan el pulpo a feira y a los camareros chinos que sirven carajillos).

Para poner punto final a tanta confrontación fratricida, voto por dejarnos de puñetas y cambiar el nombre de nuestra nación por uno al gusto de todos.

¡Rebautizo ya!

¿Qué les parece Escaña?

Quizás así conseguimos de una vez por todas que las únicas bombas que tengamos que tragarnos sean las picantes.

viernes, enero 11, 2008

Murió con las botas puestas


Mi meta es ser recordado como una buena
persona y un magnífico intérprete

Bobby Darin

Bobby Darin (Walden Robert Cassotto) fue una de las voces italoamericanas más populares de la segunda mitad del pasado siglo.

En sus fulgurantes 37 años de vida (una grave afección coronaria que contrajo de pequeño se lo llevó prematuramente), pasó de ídolo de adolescentes a crooner, convirtiéndose en un consumado entertainer capaz de abordar todos los palos (estándares, pop, country, R&B e incluso folk).

Además de cantar y componer muchos de los temas que interpretaba; tocaba el piano, la armónica, la batería, la guitarra y el xilófono.

Trabajó también como actor en varias películas y llegó a estar nominado al Oscar en la categoría de actor de reparto en 1964 (por su interpretación del cabo Jim Tompkins en la película Capitán Newman).

Convencido liberal, se interesó también por la política, apoyando en 1968 la campaña presidencial de su amigo Robert Kennedy.
Tras el asesinato del senador, Bobby publico 2 álbumes de canción protesta.

En enero de 1971 fue intervenido quirúrgicamente para corregir sus graves problemas de corazón.

Desoyendo las advertencias de los médicos, y a pesar de su precario estado de salud, siguió actuando en Las Vegas, donde le administraban oxígeno después de cada concierto.

Su corazón dejó de cantar el 20 de diciembre de 1973.

Murió con las botas puestas.

¡Feliz fin de semana!





jueves, enero 10, 2008

Empacho de melindre



El año no podía empezar mejor.

Asociaciones enemigas del jabón, apostadas en los semáforos armadas hasta los dientes con bolos, malabares, diábolos y escoltadas por una jauría de piojosos chuchos desnutridos; se arrancan las rastas melenderas presas de la indignación porque el libertador de libertadores, Igor Portu, convalece en el Hospital de Donostia (¿Qué mejor sitio para un etarra presuntamente caneado?) tras haber recibido (supuestamente) jarabe de palo por parte de la Benemérita.

Un reciente estudio revela que una gran parte de los críos españoles no ha probado jamás un cítrico, una zanahoria, un espárrago o un tomate.
La encuesta pone de manifiesto que en nuestro país la tan cacareada dieta mediterránea brilla por su ausencia.
Basta con escudriñar el contenido de los carros ajenos en la cola del supermercado, puro plástico.
Mientras, nuestros afamados chefs, quienes tendrían que dedicarse en cuerpo y alma a recuperar el plato de cuchara (sana y santa legumbre), la hortaliza patria, el pan (engorda el chóped en bocadillo) y el aceite de oliva; se dedican a la deconstrucción y a la promoción de cereales para el desayuno a base de salvado y de cuberterías de diseño por entregas.

Monseñor Rouco Varela (lo de señor es un decir) ha encendido la llama de la tea inquisidora, empecinado en asar al espetón a homosexuales, lesbianas, rojeras, agnósticos, madres solteras y parejas que viven en concubinato.

Le siguen a la zaga los cronistas rosas y tertulianos ("oficio" de nuevo cuño sobradamente remunerado) presentes en televisión a todas horas.
Lo más curioso de todo es que este colectivo, compuesto por airadas mariquitas trianeras y pelanduscas de la más baja estofa, se atreva a juzgar tan severamente a todo aquel que han pillado in fraganti (tras haber violado su privacidad y sin presunción de inocencia) bebido, en una casa de latrocinio, consumiendo drogas o en adúltero escarceo.
El mundo al revés.

Hoy día nuestros pimpollos son los más imbéciles, mandrias, indefensos y consentidos de todo el continente (a los sondeos me remito).
El personal más indocto y patán, sin ningún atisbo de humildad o recato, opina, expone y sentencia.

En mi modesta opinión tan inadmisible situación se debe a un exceso de ñoñez.
Cuarenta años de atroz represión han dado pie (algo harto lógico) a un superávit de benevolencia, afectación y melindre.
Hemos confundido el progresismo con el almíbar.
Craso error.

El hombre, en su condición "excesivamente" evolucionada, y por lo tanto antinatural, es el único bicho que se domestica a sí mismo.
La doma debe empezar desde la cuna.
Un ejercito de mentes pensantes (quien no sirve para nada, enseña; quien no sirve ni para enseñar se hace pedagogo) apuesta por no coartar los más primarios instintos del niño, pues así la criaturita se sentirá realizada.
El resultado salta a la vista, mesnadas de pequeños dictadores consentidos, egocéntricos y más tontos que pichote.
De allí que no coman tomates, a Meganito pizza yanqui y hamburguesa para cenar, no vaya a ser que monte el cirio.

Los del Tomate que escarben en la mierda (en nombre de la sacrosanta libertad de expresión), nadie les cierre la bocaza o litigio al canto.
Así están las cosas.

La indisciplina a la hora de instruir no nos hace más libres, nos convierte en esclavos de nuestra propia estulticia.
Obviar la educación formal es totalmente contraproducente, el caldo de cultivo de la cerrazón de miras, la intolerancia, la obcecación y el fanatismo.
Atrevida es la ignorancia.

y aprovechando la coyuntura de la nueva reforma educativa, sirva este artículo para exigir (conste en acta que fui un estudiante pésimo, repetidor recalcitrante) que vuelvan las viejas materias : léase latín, griego, caligrafía, de cara a la pared, ortografía, gramática, coscorrón, literatura, historia y geografía, suspenso puro y duro, aritmética, geometría, recitado de memoria, historia del arte, filosofía, repetición al canto...

Y de postre, naranja valenciana.

martes, enero 08, 2008

El camaleón está de aniversario


David Robert Jones – 8 de enero de 1947

¿David Robert Jones, Manish Boy, Major Tom, Ziggy Stardust, Aladdin Sane, The Thin White Duke, David Bowie?





sábado, enero 05, 2008

Ya vienen los Reyes



Ya vienen los Reyes
con el aguinaldo,
les parece mucho
y le van quitando
pampanitos verdes,
hojas de limón,
la Virgen María,
madre del Señor.

miércoles, enero 02, 2008

Santos redaños



2007 ha sido un año la mar de agradable.

Mi mujer y yo lo despedimos de manera inmejorable, en casa, a solas, con la única compañía de algunas delicatessen y la hilarante segunda entrega de la pantera rosa (El nuevo caso del del inspector Clouseau).
Hay dos celebraciones en las que ninguna persona en su sano juicio debería salir a la calle: San Juan y Nochevieja.

El amante de la copa civilizada, el noctámbulo empedernido evita a toda costa esas efemérides que permiten al jaranero amateur dar rienda suelta a sus más bajos y primitivos instintos.
Las calles, restaurantes y locales tomados por hordas histéricas que peluca de fantasía en ristre y botella de cava barato en mano se ajuman villancico a voz en grito hasta perder la honra y el conocimiento.

Las únicas notas discordantes de estas maravillosas Fiestas han sido la horripilante corbata naranja chillón que lució Don Juan Carlos en su habitual discurso navideño (¿Obsequio de la embajada venezolana?), el bombardeo constante de anuncios de perfume (¿Es necesario susurrar el nombre de la colonia para venderla?) y el multitudinario encuentro 'Por la familia cristiana' promovido por el Arzobispado de Madrid y secundado por comunidades religiosas de toda España que contó con la presencia de unos cuarenta cardenales y obispos y representantes de una treintena de movimientos, asociaciones y realidades eclesiales.

Resulta indignante que las fuerzas del orden no tomaran cartas en el asunto y fumigaran todo el perímetro con Cucal para acabar con semejante plaga de cucarachas.

¡Basta ya de inquisidores, censura, tormento, nostálgicos del Santo Oficio, teas purificadoras, abuso de cilicio, beatonas, autos de fe, soldados de Cristo Rey, procesiones y condena de las proposiciones heréticas!

Después del daño que tan piadosa institución ha inflingido durante cientos de años, del expolio indiscriminado al que han sometido a los comunes mortales, la hipocresía y el cinismo del que siempre han hecho gala, de ser activo brazo represor durante la dictadura franquista, de fomentar el nacionalismo extremo (nuestra España negra se la debemos en gran medida a los seminarios), de vivir a años luz de la realidad ciudadana, de las emponzoñadas homilías lanzadas desde su emisora de radio, de su furibunda y recalcitrante misoginia, de su manifiesta homofobia, de los intolerables casos de pederastía (las declaraciones de Bernardo Álvarez, abyecto obispo de Tenerife, ponen las cosas en su sitio); todavía tienen los santos mesenterios de conminar a la población como tiene que vivir y conducirse (so pena de arder en el fuego eterno).

A pesar de mi condición de monárquico irredento me pesa que no acabaran con todas las sotanas en el 36.
Duda cabe de que éste sería un país mucho más amable y civilizado.

Sirven estas primeras líneas del 2008 para desearles un venturoso y sonriente año y como sentido homenaje a aquellos que nos dejaron a lo largo del 2007 y que han pasado a engrosar mi lista (cada vez más amplia) de fantasmas favoritos:

Yvonne de Carlo, Carlo Ponti (productor cinematográfico y esposo de Sophia Loren), José Luis Coll, Frankie Lane (cantante italoamericano, suya es la voz de la balada que acompaña a Gary Cooper en Sólo ante el peligro), Rostropóvich, Luigi Comencini (uno de los padres de la comedia italiana), El Fary, Charles Lane (eterno actor de reparto fallecido a los 102 años, se mantuvo activo hasta el 2005), Emma Penella, José Luis de Vilallonga (la elegancia ha muerto), Jane Wyman, Lois Maxwell (la señorita Moneypenny de las películas de James Bond), Fernando Fernán Gómez, la adorable Deborah Kerr y su marido Peter Viertel, los escritores Norman Mailer e Ira Levin (autor entre otros de La semilla del diablo), Ike Turner y Momofuku Ando (inventor de la sopa instantánea de fideos).

Descansen en paz.