miércoles, septiembre 19, 2007

Alguien cantó



Normalmente solemos asociar la figura del crooner (cantante que interpreta melodías con un estilo suave) a la de un intérprete, generalmente italomericano, mujeriego, trompa y amigo de las malas compañías.

Gran Bretaña también ha dado al mundo excelentes baladistas.
El estilo de los británicos dista bastante del de sus homólogos americanos.

El suyo es un proceder más caballeroso, sedoso y sutil, algo alejado de los ademanes algo canallas y chulescos de los yanquis.

Matt Monro (muy popular en nuestro país por sus temas en castellano, en casi todas las casas de finales de los sesenta y principios de los sesenta se pinchaban sus singles) es,
en mi modesta opinión, el monarca de los crooners ingleses.

Imposible resistirse a su voz excepcional, tersa y brillante, en ocasiones muy parecida a la de su admirado Nat King Cole.

A lo largo de la década prodigiosa grabó una serie de discos excepcionales plagados de canciones donde todo es elegante, apacible y placentero.

Tonadas que te sumergen en un mundo de mujeres exquisitas, señores con modales, chaquetas de tweed, combinados a media tarde, agradables paseos en convertibles, trajes de noche y cenas a la luz de las velas.
Un universo refinado donde la fealdad, la ordinariez, el rencor, la miseria moral, el cutrerío y la mala leche no tienen cabida.

Hay días en los que uno desearía vivir en el fabuloso país de Mr. Monro.



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