miércoles, agosto 29, 2007

Ingrid, que no Ingmar



"¿Por qué eres tan aburrido al escribir, Ingmar?", bromeaba Ingrid Bergman con su compatriota y tocayo sobre el guión de Sonata de otoño .

"La historia es bastante triste y le vendrían bien algunos chistes", comentó la intérprete, aquejada de un cáncer irreversible que acabaría con su vida cuatro años más tarde.
Toda una demostración de ingenio, valor, elegancia, entereza y estilo.

Hará cosa de de un mes, el Sr. Bergman se fue a dar la paliza al séptimo cielo.
Salvando cierta distancia, que se muera la gente no tiene nada de divertido, la noticia no me afectó demasiado.
El adormecedor cine del director sueco nunca fue santo de mi devoción.

Hoy se cumple el vigesimoquinto aniversario del fallecimiento de Ingrid Bergman.

La echo muchísimo de menos, a ella y a esos grandes actores que, alejados de métodos interpretativos y demás zarandajas, llenaban la pantalla con su simple presencia.

Individuos carismáticos, intuitivos y elegantes que sabían vocalizar, caminar, cruzar una puerta, lucir percha y coger los cubiertos.

Artistas como la copa de un pino que se bastaban con una mirada o un gesto comedido para expresar cualquier estado de ánimo.

Intérpretes que no se rascaban como monos, vociferaban, señalaban con el dedo, se hurgaban la nariz o parecían estar aquejados del baile de san Vito.

Auténticos profesionales que se aprendían diligentemente sus frases, se metían en situación y cumplían a la perfección con su cometido.

Nada que ver con las estrellas actuales, carentes de todo talento, aniñadas, caprichosas y engreídas.
Carnaza de tabloide condenada al consumo palomitero.

Claro que en los últimos cuarenta años no se ha estrenado nada que merezca la pena (se salvan de la quema Grupo Salvaje, Luna de papel, El golpe y El hombre que pudo reinar).

En estos tiempos funestos dominados por la ordinariez, la insulsez y la imbecilidad, es todo un consuelo el saber que las damas y caballeros de la vieja escuela siempre estarán allí, ocultos tras las sombras, para darle algo de esplendor a nuestro normalmente monótono devenir diario.

¿Qué mejor manera de enderezar un día torcido que recurrir a ellos?

Olvídese de terapeutas, psicólogos, charlatanes, curanderos, terapias naturales, matasanos y sanaciones holísticas.

Cuando los nubarrones se ciernan sobre su alma, recurra al blanco y negro.

¿Estrés, hastío, crisis de ansiedad, indigestión crónica, depresión, calvicie incipiente, soledad, juanetes?

No se apure.

Deje que la Sra. Bergman le coja de la mano y ponga remedio a todos sus males:

El extraño caso del Dr. Jeckyll, Casablanca, Luz que agoniza, Recuerda, Encadenados, Arco de Triunfo, Te querré siempre.

Visione cualquiera de estos largometrajes y se sentirá reconfortado y en paz consigo mismo una vez aparezcan los títulos de crédito iniciales.

Sirva este homenaje a la dignísima profesión de cómico, como sentido obituario de Emma Penella, veterana actriz que nos dejó el lunes.

Si tienen oportunidad, no dejen de ver El verdugo, excepcional película de nuestra filmografía donde la Penella está magnífica.


8 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Estrellas aniñadas, caprichosas y engreídas las ha habido siempre; de todas maneras algo tienen que ver los directores o si no mira a Kim Novak en Picnic y mírala en Falcon Crest. Reivindico y reclamo la figura del director de actores que na da tiene que ver con el guión ni con el montaje. El tio que se encarga de que la gente interprete como es debido. El mismo que conseguia que la mona Chita actuara mejor que Brad Pitt y eso que los dos se rascan en la misma medida.

Emil Papuzinsky

2:40 a. m.  
Blogger Ivo von Menzel ha dicho...

Estimado Sr. Papuzinsky,

estoy totalmente de acuerdo y me sumo a su reivindicación de la figura del director.
No se dan malos actores con buenos directores (Victor Mature bordó su papel cuando lo dirigieron Sternberg, Ford, Hathaway o Siodmak).

Desde que el cine es cine ha habido estrellas altaneras y veleidosas (basta con leer los dos tomos de Hollywood Babilonia), pero siempre hacían el cretino fuera del plató.

Aniñadas no recuerdo ninguna, a excepción de Shirley Temple (mucho más expresiva que Brad Pitt) y Freddie Bartholomew (mejor actor que Leonardo "Baby face" DiCaprio).

La imbecilidad a la hora de trabajar llegó de la mano de los actores que saltaron a la palestra a finales de la década de los años cuarenta (los Clift, los Brando,los Dean y las Marilyns).
Torturados, hinchados de Método y Actors Studio, fatuos y arrogantes.

Actualmente estoy releyendo una biografía de Monty Clift (un cretino presuntuoso, narcisista y maleducado pasado de escocés, barbitúricos y ansiolíticos, su mágica mirada se debía únicamente al exceso de benzedrinas).

Por no hablar del sobrevaloradísimo Brando (penoso intérprete, repulsivo físicamente).

Aquí no podemos introducir la figura del director, pues estos pollos no se dejaban dirigir.

Este tipo de actores creo escuela, luego vinieron los Hooper, los Nicholson, más tarde los De Niro y los Pacino, estos últimos, bastión de cualquier actor que se precie que tenga entre veinte y cincuenta y tantos años.

Hete aquí el problema.

El actor en ciernes aspira a ser una deidad, un todo, y no parte del engranaje de una película o de una obra teatral.

Prescinden de ser dirigidos, y ningún estudiante de interpretación te dira jamás, pues mire usted, yo a quien realmente admiro es a William Powell o a Irene Dunne.

Puro egocentrismo. La modestia y el trabajo duro en equipo ya no se contemplan como una virtud.

Así salen.

Así se estrenan los bodrios que se estrenan.

Así nos va.


Cordialmente,

Ivo

10:02 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

ben affleck rules ok, vinagres!

12:18 p. m.  
Blogger titiritero ha dicho...

hola pollo!! has vuelto en plena forma!!
hace pocos dias pillé x casualidad en la tele, ya empezada, arco de triunfo. aayy q pelicula, q blanco y negro, q charles boyer, q louis calhern y q militares españoles. aayy...

8:49 a. m.  
Blogger Ivo von Menzel ha dicho...

Muy buenas,

¡Dios bendiga tus ojos!
Esa atmósfera, ese Sena brumoso, esa desesperación que flota en el aire, esos exiliados, esas copitas de Calvados, ese Charles Laughton haciendo de malo malísimo, ese restaurante ruso.

Curiosamente la crítica destrozó la película en su época.

La tacharon de copia barata de "Casablanca", incomprensible.

Hoy se considera una obrita menor.
A mi me parece una película maravillosa, una obra maestra.

¡Grande era Lewis Milestone!
¡A reivindicar!

"Sin novedad en el frente", "Lluvia", "La fuerza bruta", "El extraño amor de Martha Ivers", "Arco de triunfo", "La cuadrilla de los once".

¡Un fuera de serie!

11:32 a. m.  
Blogger titiritero ha dicho...

grande milestone!! y charles laughton, tienes razon. peazo villano sedoso. q miedo da el tio y como aguanta los lingotazos. ya no se bebe como antes en el cine.
la peli, ademas del rechazo de la critica, tampoco tuvo buena acogida x el publico. quiza la gente no tenia ya ganas de recordar lo ocurrido. entiendo q recordase a casablanca, y no solo x la presencia de la bergman xo han pasado los años y el halo mágico y de esperanza en la victoria de ésta se transforma en uno trágico y doloroso en arco de triunfo, donde la victoria a pesar de todo ya no es posible y solo hay espacio xa la derrota.
lo de la critica ya es menos justificable, xo q sabran ellos?

8:48 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Una de las mas hermosas. Sin duda

10:41 a. m.  
Blogger papuzinsky ha dicho...

señor me es de mucho agrado saber que al parecer tengo parientes que a un no he conocido mi abuelo llego de europa a principios de siglo aproximadamente escapando con sus padres de la guerra, hace algun tiempo me propuse encontrar familiares y al parecer por la similitud de nuestro apellido hay coincidencia le escribo mi correo para poder comunicarnos "demiparati77@h.com espero su comunicacion se despide paul papuzinsky.mi abuelo era tambien lazugevic

9:08 p. m.  

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