lunes, abril 30, 2007

No me trago la película


No soy persona de férreas convicciones, creo firmemente en el beneplácito de la duda, y en el sagrado derecho a poder cambiar de opinión si fuera menester.
Hace unos días estuve hablando sobre cine con un amigo al que me unen grandes diferencias.

Mi querido camarada, entre cerveza y cerveza, me acusó de ser un inmovilista y un cerrojo.

Como ya les he señalado antes, soy de natural dubitativo y no suelo adoctrinar, catequizar, aconsejar o aleccionar a quienes me rodean.
Tampoco gusto de pronunciar máximas.

De adolescente es costumbre que uno quiera cambiar el mundo.
Con la edad, uno procura que el mundo no le cambie demasiado.

Dentro de este mar de dudas hay únicamente cuatro cosas que si que tengo muy claras y que suelo aplicar en mi vida diaria:
tenga siempre una sonrisa a mano, sea cortés e interésese por la vida de sus camareros habituales, no preste especial atención al dinero, recele de los tipos que lleven mocasines con el traje, no asista a ninguna cena de empresa, no compre suéters y calcetines de mala calidad, no se embarque en ninguna causa, sea un anfitrión dadivoso, no tome cerveza después de haber bebido vino, no se haga de ningún club que lo acepte como socio, huya de los restaurantes de diseño, no haga partícipe a los demás de sus miserias, sea generoso con el aceite de oliva y, bajo ningún concepto, vaya a ver una película de estreno.

Ni sueca, ni yanqui, ni coreana. Prescinda de cualquier largometraje rodado después de la segunda mitad de la década de los sesenta del pasado siglo (salvo escasísimas excepciones).

Muertos los pioneros, muertos los buenos guiones, la correcta planificación, el montaje consecuente, la dirección de actores, el ritmo, la agilidad, la modestia, la economía de medios, el diálogo medido, el oficio y la profesionalidad.

Hoy se siguen rodando películas, duda cabe, pero no cometamos la temeridad de llamarlas cine.

Vuelvan Ford, Hathaway, Hawks, Renoir, Lang, Walsh, Hitchcock, Lubitsch y lo vean.

Como colofón, un artículo de Javier Marías que ilustra a las mil maravillas el tema que nos ocupa.


Debo preocuparme

Cada vez entiendo menos, pero no me falla.
Sin duda el que debe preocuparse soy yo: tendré el gusto estragado, o anticuado; quizá ni siquiera sea un escritor, y es del todo imposible que sea un intelectual.
Lo cierto es que cada vez que hay una película que mueve a los escritores e intelectuales a ocuparse de ella espontáneamente, a entusiasmarse, a ver en sus imágenes y en su guión profundos y complejos mensajes, caigo en la trampa, voy a verla y, casi invariablemente, a mí me parece una tontada pretenciosa y hueca,
cuando no algo peor.

Me pasó con las películas de Von Trier en general, y en especial con aquella en la que la cantante Björk hacía de ciega seráfica durante tres horas, entre canción y canción.
Me pasó con American Beauty, de Mendes, de la que por suerte se me ha olvidado todo menos la escena digna de spots -e imitada por tanto en los spots- en que sobre el cuerpecillo de una joven caía una lluvia de pétalos rojos con cursilería insuperable.
Hasta me sucedió con Mystic River, del otras veces admiradísimo Eastwood, que me resultó poco creíble, amanerada y con un Sean Penn para darle de pescozones, que por lo demás suele merecer en casi toda ocasión. Me ocurrió con Crash, de Haggis, en la que los buenos no lo eran tanto ni los cabrones tampoco, qué lección.

Pero nunca escarmiento y siempre pico, así que este año me fui a ver, tan esperanzado (bueno, miento: su afamado guionista me había dado ya algún disgusto, Peckinpah mediante), la celebradísima Babel, de González Iñárritu.

Hace ya tiempo que se ha puesto de moda -yo creo que por su facilidad- un tipo de película y de novela a las que con frecuencia se aplican dos o tres adjetivos de los que debería ya huir como de la peste: si el autor o los críticos califican la obra en cuestión de "coral" o "fragmentaria", de "mestiza", "multicultural" o "intercultural" (tanto da), empiezo a desconfiar.

Cuando hay muchos personajes y ninguno sobresale sobre los demás, lo normal es que acabe por no haber ninguno, sino arquetipos apenas trazados; cuando se entrecruzan varias historias, lo habitual es que en realidad no haya ninguna, sino unas cuantas "situaciones" estancadas o empantanadas; cuando aparecen gentes de diversas culturas o lugares, suelen estar retratadas con cuatro pinceladas tópicas y "periodísticas", que subrayan un mensaje ramplón: cuanto más pobres las gentes, más generosas, alegres y bondadosas; cuanto más ricas o de países pudientes, más egoístas y superficiales.
Y luego, para que a todos esos personajes les ocurran desgracias o cosas tremendas, conviene mucho que sean idiotas y metan la pata sin cesar.
Esto sucede sin cesar en Babel.

Tantos espectadores la han visto ya, transidos, que no creo destripar mucho si recapitulo un poco.
Unos niños pastores marroquíes se hacen con un rifle que disparan sin ton ni son y como si la munición saliera gratis.
A un matrimonio americano, que ha perdido a un hijo, no se le ocurre otra cosa que dejar a los dos que le quedan e irse a miles de kilómetros -no se sabe a qué-, a una zona semidesértica de Marruecos casi en medio de la nada.

La señora mexicana que cuida a esos niños no tiene otra idea que cruzar la frontera con ellos y con un sobrino impulsivo para asistir a una boda en el país vecino, y el guionista se encarga de que todo lo hagan tan mal como para acabar tirados en medio del campo, bajo una solana que deshidrata a los críos, y perseguidos por la policía de inmigración.

Una joven japonesa sordomuda (pero que más que sordomuda parece retrasada mental) deambula por Tokio con sus amigas y una "necesidad de comunicación" -observan con agudeza los intelectuales- que se confunde fácilmente con salidez: primero les
enseña el chumino a unos horterillas de su edad, luego al dentista, luego se le desnuda del todo a un poli que no sabe qué hacer.

Para que haya alguna conexión con todo lo anterior, el anodino guionista hace que el rifle en manos de los niños pastores fuera regalado por el padre japonés de la
sordomuda al guía que tuvo durante una cacería (?) en esa zona semidesértica de Marruecos en la que no se ve ni un animal, cabras aparte.

Los marroquíes pobres son muy buenos y solidarios con la mujer americana malherida de un balazo pastor; los de la boda mexicana son muy vitales y cariñosos; la situación de la americana se eterniza, se estira; las escenas de la boda, también; las andanzas de la sordomuda la llevan a tirarse diez o más minutos de metraje bailoteando con los horterillas en una discoteca de la que el espectador no ve la hora de salir.

Todo con una música pedante y envarada, a la que en vista de eso se le ha concedido el Oscar este año.
Todo me resultó falso, gratuito, huero, mal hilado y artificial.
Eso sí, acompañado de mucha intensidad postiza por parte de guionista y director, de un solemne gesto de "genialidad".

Bien, según numerosos críticos de diferentes países, según la Academia de Hollywood, según escritores e intelectuales sin cuento (desde Carlos Fuentes hasta mi gran amigo Manuel Rodríguez Rivero, al que mucho rodríguezvenero y respeto más), la película es efectivamente genial, como todas las otras que he mencionado.

Ya lo he dicho al principio, está claro: aquí el único que debe preocuparse soy yo.

© Javier Marías

viernes, abril 27, 2007

Por fin es viernes

Los muchachos del Rat Pack en pleno apogeo acompañados del popular showman Johnny Carson.
Delirante actuación, ideal para iniciar con buen humor el fin de semana.

El portero




Mucho se ha dicho ya sobre la relación entre el fútbol y los escritores.
No hace muchos años cualquier escritor que mentara este noble deporte jugado por pendencieros corría el peligro de ser descalificado por zoquete y políticamente no fiable, sobre todo desde las filas de la izquierda divina.
Ahora la tuerca ha cambiado e incluso los campos se han llenado de conversos (antiguos sindicalistas, mujeres y recién salidos del armario).

Sin embargo, y como escribe Juan Villoro, elegir un equipo es una forma de elegir cómo transcurren los domingos, esas tardes vacías que se llenan con los partidos radiados y que ayudan a convertir cada campeonato en una suma de afectos.
Y añade: ¿Vale la pena razonar un gusto que escapa a toda explicación?

La primera mención del balompié se da en el King Lear de Shakespeare.
Más tarde los mismos británicos perfeccionaron ese juego: el rugby era un juego para villanos jugado por caballeros y el fútbol un juego de caballeros jugado por villanos.

Con la creación en el siglo XX del Campeonato del Mundo y de la Copa de Europa este deporte se convirtió por excelencia en el preferido de las masas y empezó a crear sus mitos.
Y fueron entonces los escritores del siglo XX los que le dieron brillo a este noble arte de patear el balón.
Albert Camus, que en su Argelia natal ya jugaba en los años treinta como cancerbero, dejó dicho que cuanto de importante sabía acerca de la moral humana lo había aprendido en el fútbol.

De entre los once jugadores de un equipo se suele recordar a los delanteros (Di Stefano, Kubala, Puskas, Pelé, Cruyff, Maradona, Messi), pero la figura más entrañable es la del guardameta, el cancerbero que debe mantener la atención durante los noventa minutos para que no le hagan un roto en la portería (eso tiene de magia el fútbol y por ello no acaba de enraizar en los Estados Unidos: uno puede pasarse ochenta y nueve minutos sin ver un gol y en un par de minutos verlos a pares).
Se pasa el partido solo, lejos de sus compañeros y a merced de los cuatro desaprensivos que escupen toda su impotencia sobre el rectángulo de juego.

Rusia ha sido cuna de porteros legendarios, entre ellos Yashin, la araña negra.
Sin embargo, uno de sus porteros menos conocido fue Vladimir Nabokov, el gran novelista ruso.
De 1919 a 1922 Vladimir Nabokov y su hermano Serguei (que moriría en un campo de concentración nazi en enero de 1945) cursaron estudios de literatura en la universidad de Cambridge.
Obligada a emigrar de su país natal amenazada por el terror leninista, la familia Nabokov, demócrata y liberal, hizo un alto en Inglaterra antes de aterrizar en Berlín (donde el padre de Nabokov fue asesinado por un extremista ruso de derechas y años después su hijo enseñaría tenis a niñas alemanas).

El gran mago tenía dos pasiones: el ajedrez y el fútbol y así describe su pasión por este deporte en Habla Memoria (en traducción de Enrique Murillo):

De todos los deportes que practiqué en Cambridge, el fútbol ha seguido siendo un ventoso claro en mitad de un período notablemente confuso.
Me apasionaba jugar de portero.
En Rusia y en los países latinos, ese intrépido arte ha estado rodeado siempre de un aura de singular luminosidad.
Distante, solitario, impasible, el portero famoso es perseguido por las calles por niños en éxtasis.
Está a la misma altura que el torero y el as de la aviación en lo que se refiere a la emocionada adulación que suscita.
Su jersey, su gorra de visera, sus rodilleras, los guantes que asoman por el bolsillo trasero de sus pantalones cortos, le colocan en un lugar aparte del resto del equipo. Es el águila solitaria, el hombre misterioso, el último defensor.
Los fotógrafos, doblando reverentemente una rodilla, le sacan instantáneas cuando se lanza espectacularmente en plancha hacia un extremo de la meta para desviar con la punta de los dedos un disparo raso y veloz como un rayo, y el estadio entero ruge de aprobación mientras él permanece unos instantes tendido en el mismo lugar que ha caído, intacta aún su portería.
[...] Yo fui un portero excéntrico, pero bastante espectacular, en mis tiempos en la Universidad de Cambridge.
No acabé un ultimo partido, en 1936, porque recobré el conocimiento en el cobertizo desvanecido por un puntapié, pero todavía apretando la pelota que un compañero de equipo trataba de sacarme de entre mis brazos.


Como ha escrito Javier Marías, el aficionado al balompié recuerda su vida por los cortes que cada cuatro años presentan los Mundiales.
Incluso cada temporada supone una renovación, una nueva ilusión, la liga apagada renace como un ave fénix y todos los aficionados vuelven a poner sus esperanzas en su equipo.

Para aquel que odie este noble deporte, pero guste de leer, dos recomendaciones: Salvajes y sentimentales de Javier Marías y Dios es redondo de Juan Villoro: dos verdaderos cracks de la literatura futbolística mundial, parafraseando al culé Sergi Pàmies.

Maximilian von Czernowitz

jueves, abril 26, 2007

Ayer tuve un sueño



Hace casi treinta años, los arquitectos de nuestro Estado escribieron las magníficas palabras de la Constitución.
Firmaron un pagaré del que todo español habría de ser heredero.

Este documento era la promesa de que a todos los hombres les serían garantizados los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.

Uno de sus nuevos artículos rezaba lo siguiente:
todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada.
Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.
La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos.


Este gran paso supuso un rayo de luz y de esperanza para millones de inquilinos chamuscados en las llamas de una marchita injusticia.
Llegó como un precioso amanecer al final de una larga noche de cautiverio.

Pero, transcurrido tanto tiempo, el arrendatario aún no es libre; treinta años después, la vida del alquilador está aún tristemente lacerada por las esposas del abuso y las cadenas de la discriminación; treinta años después, el morador vive en una isla solitaria en medio de un inmenso océano de prosperidad material; treinta años después, el ocupante todavía languidece en las esquinas de la sociedad y se encuentra desterrado en su propia tierra.

Es obvio hoy en día, que España ha incumplido ese pagaré en lo que concierne a sus ciudadanos de alquiler.
En lugar de honrar esta sagrada obligación, nuestro país ha dado a los locatarios un cheque sin fondos; un cheque que ha sido devuelto con el sello de "fondos insuficientes".

Pero me niego a creer que el Banco de la Justicia haya quebrado.
Rehuso aceptar que no haya suficientes fondos en las grandes bóvedas de la oportunidad de este país.

Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, ayer tuve un sueño.

Soñé con el día cercano en que reventará la burbuja inmobiliaria y los constructores y agentes de la propiedad irán a la quiebra.

Soñé que un día, en las lujosos despachos de las promotoras, los hijos de los antiguos inquilinos y los hijos de los caseros, se podrán sentar juntos a la mesa de la hermandad.

Soñé que un día, incluso en la ciudad de Barcelona, urbe sofocada con el calor de la injusticia y de la especulación, se acabarán las fianzas abusivas, los zulos, los alquileres desmesurados, los humedales, las obras inexistentes, los palomares, las promesas incumplidas, la chulería y la falta de modales.

¡Ayer tuve un sueño!

Soñé que algún día habrá miles de viviendas libres, a precios razonables y totalmente reformadas, y los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos serán enderezados.

Ese será el día cuando todos los hijos de la ciudadanía podrán cantar un himno con un nuevo significado, mi piso puede ser suyo.

Cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada aldea y en cada municipio, en cada comunidad y en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día cuando todos los españoles, negros y blancos, judíos y cristianos, musulmanes y católicos, podrán unir sus manos y cantar las palabras del viejo refrán:
¡Hogares libres al fin!

martes, abril 24, 2007

¡Mira quién baila!

¿Harto de ser el hazmerreír en todas las reuniones?
¿Su conversación es anodina y soporífera?
¿Su aspecto deja mucho que desear?
¿No ha renovado su repertorio de chistes estomagantes desde hace lustros?
¿No atina con los canapés y se emborracha con la primera copa?
¿La última vez que sacó a bailar a una mujer tuvo que visitarla un traumatólogo?
¿Su agenda está más vacía que la de un ermitaño?
¿La gente le huye?

¿Quiere ser un tipo popular?
¿Encantador, ocurrente, atractivo y guasón?
¿Gozar de una gran vida social?

¡Deje de sufrir!
¡Estudie con mucha atención los pasos de la siguiente filmación y se convertirá en el rey indiscutible de todos los saraos!

¡No habrá guateque que se le resista!
¡Resultados garantizados!

lunes, abril 23, 2007

Salmorejo



El salmorejo es una crema fría de origen cordobés.
Un entrante, muy económico y de sencillísima elaboración, ideal para combatir las inclemencias del calor.
A diferencia del gazpacho, ha de quedar bastante espeso y no debe servirse muy frío.

Ingredientes para 4 personas
1 kilo de pan duro
1 kilo de tomates maduros
Medio litro de agua mineral
2 dientes de ajo
1 vaso de aceite de oliva
4 cucharadas soperas de vinagre de vino
Sal
2 huevos cocidos (finamente picados)
Jamón serrano (a tacos)

Desmigue el pan, desechando la corteza.
Remoje la miga con el agua mineral.
Corte los tomates por la mitad.
Pele los dientes de ajo.

Introduzca la miga de pan remojada, los tomates, los dientes de ajo, el aceite, el vinagre y la sal al gusto en un recipiente.

Bata los ingredientes hasta conseguir una mezcla homogénea.
Puede añadirle algo más de agua si queda muy espesa.

Pase la crema por un colador y rectifique de sal.

Sírvala con el huevo y el jamón.

De segundo, nada mejor que unas sardinas a la plancha (mayo es su mes ideal) con ajo y perejil, una fritura de pescado o unos calamarcitos salteados, siempre acompañados de una generosa ensalada.

¡Buen provecho!

viernes, abril 20, 2007

La desconocida faceta de Mr. Lemmon

Además de un maravilloso actor, Jack Lemmon fue un gran enamorado de la música y un pianista más que aceptable.
Veanlo, acompañando al piano a Diana Shore, quien canta dos magníficos estándares de Gershwin y Berlin.

miércoles, abril 18, 2007

Del Gólgota a la Santa Sede



Estimado lector,

sirva este artículo como replica a los amables e ingeniosos comentarios que suscitó el escrito anterior.
Señalar que mi anticlericalismo no se debe en ningún caso a algún curita melindroso excesivamente efusivo a la hora de corregir los deberes.
En la vida, a excepción de mi bautizo (mis padres, en contra de su voluntad, se vieron obligados por las circunstancias de la época) o de la boda de algún amigo creyente, he asistido a una ceremonia religiosa.
Estudié, gracias a Dios, en un colegio laico bilingüe donde la tolerancia y el respeto eran moneda de cambio.
Jamás he tenido trato o contacto directo con ningún representante de la Iglesia. No sé de ningún familiar que haya sido ordenado, esté en Misiones o viva en un convento.

Un abrazo,

Ivo



Ha llovido mucho desde que los romanos acostumbraban a crucificar al personal en el Monte Gólgota.

Muy a menudo olvidamos que Jesús sólo fue un ajusticiado más, y no el único inocente, a juzgar por lo mal que debía funcionar la magistratura ya por aquel entonces.
Kirk Douglas también sufrió el tormento de la cruz, todos somos Espartaco, Tony Curtis se libró por jeta y guapito de cara.

Cosas de la Lex Romana.
"Trabajen los del Templo de Salomón. Yo no pedí el traslado a esta pocilga. Con lo bien que se estaba en Capri.
Antonino, bájate a la taberna y súbete unas cervezas kosher bien frescas, unos bocadillos de pastrami y dos aspirinas. Calorazo que hace. Imposible echarse las siesta con todos esos tipos pegando gritos delante del Muro las Lamentaciones.
"

La resurrección de Cristo, y algunos milagrillos que ejecutan los Apóstoles, consiguen que en poco tiempo se conviertan al cristianismo numerosos incrédulos.
Se apuntan los de Antioquía, se convierte Saulo y tiene lugar el primer Concilio Ecunémico.

Se establece el monacato, el demonio de la carne, y se instituye una sólida jerarquía.
En reunión plenaria se acuñan los términos herejía, toda doctrina que contradice la verdadera fe cristiana (la mar de tolerante) y cisma: bajo cisma se comprende una opinión errónea relacionada con algunos conceptos de la fe, cuando todavía no está perdida la esperanza para corregir a los extraviados (el que no piense como yo es un descarriado).
Se inventan también, con sinuosa y retorcidísima intención, el Pecado original, miedo da pensar cual hubiera sido el devenir de la historia si a Eva le hubiera dado por las sandías.

La candidez y la pureza del mensaje del Nazareno da paso a un discurso sobrecogedor. Sólo obtendrán la salvación eterna aquellos que cumplan con todos los preceptos que marca la Iglesia.
Quien ose dudar o discurra de otra manera será condenado.
Si el redentor pasó las de Caín es culpa de todos nosotros.
Amenaza, estigmatización, martirio, alarma, misoginia, canguelo, aflicción y crueldad extrema.
Pánico en las calles.
Ya tenemos sentadas las bases del tinglado.

Los beneficios se disparan.
Aquellos que pueden permitírselo venden hasta a su madre por el eterno perdón, los más desfavorecidos contribuyen con lo poco que tienen, todo sea por mantener la línea.

En 1054 se produce un cisma entre la Iglesia Oriental y la Iglesia Occidental.
El asunto explota cuando sorprenden en el único restaurante griego de Roma a varios obispos armenios dando cuenta de un shasliki de cordero en viernes de Cuaresma.
Insisten en que habían pedido salmonetes, pero que Zorba, dueño del establecimiento, se había equivocado al tomarles nota.
Dos de ellos se mesan las barbas, un tercero exige a gritos el libro de reclamaciones.

Algunos siglos más tarde, Martín Lutero, harto de que se vendieran indulgencias y bulas como churros, usted pague religiosamente la cuota que yo le perdono lo inexcusable y le reservo una parcelita la mar de recoleta en el Cielo, escribe sus tesis reformistas.
El Papa León X pronuncia la celebre frase "los escritos son propios de un borracho alemán que cambiará de parecer cuando esté sobrio" (de vital importancia han resultado las cervecerías en la historia de Alemania).
Martín, que además de curda es tachado de hereje, se desmarca de la Iglesia.
Inicia La Reforma y cometé, harto de la hipocresía eclesiástica en lo que a la castidad y el celibato se refiere, la osadía de contraer matrimonio.
No olvidemos que el de Nazareth también tuvo pareja.

Nace el protestantismo y sus numerosas variantes.
George Bush se sirve de la gracia que le concede ser Adventista del Séptimo Día para llevar la palabra del Todopoderoso a aquellos países que más lo necesitan, al refrán me remito, "la letra con sangre entra".
Lutero, majo, ya podías haber montado un puesto de salchichas.

Desde su fundación hasta nuestros tiempos, "La Empresa" ha seguido cometiendo innumerables tropelías:

reclutar a la población para sus cruzadas, asar a la parrilla al personal, torturar al que hacía sus pinitos leyendo, cobrar impuestos desorbitados, abusar de mujeres y niños, refutar la teoría de la evolución (no va a estar Dios hecho a imagen y semejanza de un monito), hacer la vista gorda durante el Holocausto, apoyar dictaduras, ensañarse con represaliados políticos, condenar a muerte a millones de personas prohibiendo los métodos anticonceptivos, tratar la homosexualidad como una pecaminosa disfunción, rechazar el derecho a una muerte digna, vedar la interrupción de embarazos no deseados, etcétera, etc.

Duda cabe de que el mundo sería un lugar mucho más hermoso si la religión no hubiera guiado con mano de hierro los pasos de la Humanidad desde tiempos inmemoriales.

Padre, ni hablar de perdonarles porque saben perfectamente lo que hacen.

lunes, abril 16, 2007

Santo oficio


Jamás he sentido ningún interés por los asuntos del clero.
Tomo prestada una célebre frase del maestro Buñuel:
“Me considero ateo por la gracia de Dios”.

Recelo y huyo como de la peste de hábitos y sotanas cucaracheras, me tiene sin cuidado el fuego eterno y únicamente me interesan aquellos paraísos y estados beatíficos que procuran la compañía de los tuyos, una película, un disco, un libro o una cena con los amigos.

En Entrevías, humilde barriada de Madrid castigada por la pobreza, la heroína y la marginación, está la parroquia de San Carlos Borromeo, parroquia de honda tradición solidaria.

Los tres sacerdotes de esta modesta iglesia, Enrique Castro, Javier Baeza y Pepe Díaz, realizan una labor digna de elogio.

Acogen a los más desamparados, dan techo y comida a los más desfavorecidos.

En los años ochenta, ayudaron a salir del infierno de la droga a muchos jóvenes de la zona, semanalmente se reúne en el edificio la Asociación de Madres contra la Droga.
Hoy, además de a toxicómanos y expresidiarios, brindan su apoyo a un sinfín de emigrantes que llegan a nuestro país con lo puesto.
No hacen distinciones de credo, nacionalidad y raza.

Monseñor Rouco Varela, aventajado discípulo de Torquemada, azote de infieles, escarmiento de depravadas mariquitas y paladín de la necesidad de la oración para la preservación de la Unidad de la Nación Española, ha dado la orden de cerrar el templo.

¿La razón?

El Palacio Arzobispal y el Consejo Presbiteral consideran que en San Carlos Borromeo se realizan una liturgia y una catequesis que no son eclesialmente homologables.

La misa se da en ropa de calle.
Los curas de este lugar prefieren emplear el dinero para tratar de cubrir las necesidades básicas de los más pobres que gastarlo en un sastre eclesiástico militar de la calle Serrano.
Las casullas bordadas en oro, las dalmáticas de seda y demás oropeles están de más entre chándales y ropa de mercadillo.

Durante la Eucaristía, en vez de la sagrada forma se reparte pan, ocasionalmente los más pequeños comulgan con rosquillas.
Al cardenal Rouco tan nimio detalle se le antoja intolerable.
¿Endulzarle el rito a un crío? ¿Cantarle las excelencias del respeto al prójimo, la bondad y la justicia?
¿Mezclarlo con agnósticos, rojillos, moros y drogatas?
Menudo contubernio.
Perniciosísimo. Saldrá flojo o sodomita.
Cuanto antes aprenda que el Cielo sólo se gana a base de hostias, mucho mejor.

Es deplorable que el Arzobispado tome tan drásticas medidas contra una parroquia que es un ejemplo de lo que la Iglesia en su conjunto tendría que hacer: demostrar, a imagen y semejanza de Jesucristo, que está con los excluidos y marginados de la Sociedad.

Pero claro, mientras la vaca siga dando leche, el tinglado ha funcionado a las mil maravillas durante 2000 años, no les conviene en absoluto que siga existiendo la prueba fehaciente de que otra Iglesia es posible.

Clicando sobre el recuadro se accede a la página web de la parroquia. En uno de sus apartados solicitan firmas para evitar el cierre de la misma.

viernes, abril 13, 2007

El última aliento

La última aparación televisiva de un Sammy Davis Jr. gravemente enfermo.
Aquejado de un cáncer de garganta, se negó a que le extirparan el tumor para no dañar uno de sus bienes más preciados, sus cuerdas vocales.
A pesar de la terrible afección, de las pintas de puretas ochenteros de los músicos que le acompañan, y del infame sonido AOR (ese detestable teclado supliendo a toda una sección de viento), resulta impresionante la entereza, la soltura y el savoir faire de este gigante del entretenimiento.
¡El espectáculo debe continuar!

jueves, abril 12, 2007

Cosas que nunca cambian


Don Julio Camba vino al mundo el 16 de diciembre de 1882 en Vilanova de Arousa, Pontevedra.
Gallego universal de espíritu inquieto, cronista brillante, hombre de mundo, fino humorista, bon vivant, gastrónomo, viajero infatigable y anarquista convencido; es el responsable de algunos de los mejores artículos que ha dado nuestro periodismo.

Optimista irredento, siempre pensó que la vida era demasiado corta para tomarla en serio.

Como corresponsal de El Mundo y del diario ABC, residió en Constantinopla, París, Londres, Nueva York, Berlín y Munich.
Posiblemente , por esta razón se le reconozca como a uno de los críticos más demoledores de nuestro país.

En 1949, debido a unos problemillas de salud, se retiró a la habitación 383 del hotel Palace de Madrid.

Camba nos dejó, con la elegancia y discreción que siempre le caracterizaron, el 28 de febrero de 1962.
“La vida es bella, pero dura poco”.

Transcribo a continuación una de sus crónicas aparecidas en el libro La ciudad automática (reeditado por Espasa Calpe), compendio de artículos sobre los Estados Unidos que escribió a finales de los años veinte y principios de los treinta del pasado siglo.

Hay cosas que no cambian.


La Inquisición y el arroz con pollo

En pleno Broadway, a la altura de la calle 47 o 48, hay un Museo muy divertido de la Inquisición Española.
En él unos cuantos cuadros, vagamente solanescos, representan a nuestros frailes de la época inquisitorial entregados a sus ocupaciones favoritas, tales como colgar ancianos cabeza abajo en los cañones de las chimeneas para curarlos al humo, quemar con hierros candentes los pechos de las adúlteras guapas, asar al espetón niños recién nacidos, etcétera, etc.

El español que llega a Nueva York y se tropieza de buenas a primeras con estos cuadros tira de péñola y envía una carta indignada a los periódicos de Madrid suponiendo que los Estados Unidos nos calumnian deliberadamente; pero no hay tal.
Se trata tan sólo de un barracón como tantos otros dedicados al comercio de emociones rápidas, violentas y económicas.
Ten cents a thrill, esto es, un escalofrío por diez centavos.
Al comienzo de la prohibición, estos barracones substituyeron en cierto modo a las cantinas, y el público iba a buscar en ellos el estímulo que obtenía antes con la copa de gin o el trago de whisky, y aunque hoy se bebe en todas partes, no importa.
Nueva York necesita más emociones cada vez.
A thrill a minute (un estremecimiento por minuto), dicen los anuncios de las películas de gangsters.
Por desgracia, las películas de gangsters no conmueven ya a nadie, tan habituada está aquí la gente, no sólo a la ficción artística, sino a la realidad del crimen industrializado, y si un negociante ha encontrado un filoncito en eso de la Inquisición española, ¿vamos a suponer por ello que los Estados Unidos nos odian?

La especie de que los Estados Unidos nos odian tiene el mismo valor, poco más o menos, que la de que nos adoran, especie está última bastante difundida también.
Todo depende, para adoptar la segunda hipótesis y no la primera, de que el español recién llegado a Nueva York, en vez de tropezarse con los cuadros de la Inquisición, caiga en uno de estos restaurantes que se llaman Granada, Valencia, Chateau Sevilla, Alcázar, etc.
Un tejadillo a la entrada, inspirado en las misiones de California.
Una reja. Una cabeza de ternera, no en la carta, donde estaría indicadísima con un poco de vinagreta, sino en la pared, haciendo de cabeza de toro.
Cacharros de Talavera o de Manises. Panderetas. Castañuelas.
Las camareras, supossed to be morenas, son mulatas para mayor garantía.
Peinetas. Mantillas. Spanish yellow rice (paella valenciana), chile con carne, frijoles negros, gallegan broth o caldo gallego, etcétera, etc.
Todo ello con música de Carmen, ejecutada por una orquesta de negros en traje de luces.

La dueña de uno de estos establecimientos es una americana de origen irlandés, mistress Mac Dougall, quien tiene en Nueva York una cadena de restaurantes exóticos, lo que excusa muchas de sus equivocaciones, como, por ejemplo, la de hacerle tomar a uno fabada asturiana a los acordes del himno búlgaro.
En general, sin embargo, todos estos restaurantes están manejados por griegos, que son aquí los que acaparan el negocio de la alimentación.
Y porque un compatriota de Venizelos le dé a usted un plato nicaragüense en un lugar de Nueva York más o menos californiano, ¿va usted a pensar que España está de moda en los Estados Unidos?

La verdad de todo ello, la triste y dolorosa verdad, es que los Estados Unidos ni nos adoran ni nos odian; que el Museo de la Inquisición española no significa nada, y que para Norteamérica, España resultará siempre una mezcla muy confusa de la Inquisición, el arroz con pollo, los Reyes Católicos, el general sandino, Sevilla, Antofagasta, Salvador de Madariaga, la Pastora Imperio, los toros, la rumba, Cristóbal Colón y don Niceto Alcalá-Zamora.

© Espasa Calpe, S.A.

martes, abril 10, 2007

El viejo estilo


No deja de sorprenderme que sigan vivos los intérpretes de películas míticas como Lo que el viento se llevó, Rebeca, Con faldas y a lo loco, Operación Cicerón, De aquí a la eternidad, Scaramouche, Cautivos del mal, Cantando bajo la lluvia, Tener y no tener, La gata sobre el tejado de zinc, El hombre tranquilo o Río Bravo; metrajes que forman parte desde hace ya muchos años del imaginario colectivo.

Se me antoja casi imposible que sigan entre nosotros.
Profesionales que se dirigían cada mañana a los grandes estudios en sus coches packard, vestidos con trajes cruzados y peinados con brillantina.
Ellas preferían que las llevara un chófer uniformado, el tacón alto, el sombrero con velo, los guantes y el carmín.
Al mediodía comían todos juntos en el restaurante automático de las instalaciones.
Tras la ardua jornada se reunían en los clubes más selectos ataviados con sus mejores galas, daban cuenta de algunos cócteles se ponían al corriente de los últimos cotilleos y de vez en cuando se metían en algún que otro lío.

No puedo evitar alegrarme cada que vez que algún miembro del viejo Hollywood celebra su aniversario. Táchenme de mitómano, pero me ilusiona saber que mientras alguno de sus exponentes siga cumpliendo años, el viejo estilo no morirá del todo.

Ayer, Lunes de Pascua, festejó su natalicio uno de mis actores más queridos.

Un tipo de baja estatura que siempre actuó como secundario, pero cuyas cualidades interpretativas superaban con creces a las de los protagonistas con los que compartió pantalla.

¿Qué habría sido de muchas películas sin la presencia de los actores de reparto?

¿Hubieran gozado del mismo éxito estrellas consagradas sin el apoyo de artistas de la talla de Walter Brennan, Pepe Isbert, Thelma Ritter, George Sanders, Judith Anderson, Lola Gaos, Basil Rathbone o Xan das Bolas?

Huelga decir que la filmografía de nuestro hombre no es muy destacable.
Se puso por primera vez delante de una cámara a principios de los años treinta del pasado siglo.
Normalmente apareció en productos de serie B ambientados en el continente negro.

Cuando era niño solían pasar sus películas por televisión muy a menudo.
Recuerdo con mucho cariño esas tardes de sábado plagadas de fieras, tribus salvajes, exploradores sin rumbo y porteadores despeñados. Los gritos de los indígenas alcanzados por una lanza resultaban aterradores.

Pero el actor que hoy nos ocupa, cómico excepcional, solía equilibrar el dramatismo con alguna salida genial. Sus payasadas son antológicas.

Se adelantó en dos décadas a los actores del Método.
Sus interpretaciones eran totalmente espontáneas, naturales. Se rascó, golpeó y desgarró las vestiduras veinte años antes de que el sobrevalorado Marlon Brando entrara en escena.
Nuestro hombre ya pegaba alaridos en plena era Roosevelt, y tuvo la osadía y los arrestos de provocar a la censura protagonizando algún que otro desnudo integral.

Hastiado de trabajar como secundón y de que no se reconociera su talento, se retiró a una edad muy temprana.
Desde entonces vive alejado de los platós en una magnífica mansión en Palm Springs dedicado a su gran pasión, la pintura.

Aquejado de una diabetes, su médico le prohibió ya hace unos años el whisky con soda y el cigarrito con el que se regalaba cada tarde.

El año pasado, recibió de manos del cómico Flipy el Premio Peñíscola, el único reconocimiento cinematográfico de su dilatada carrera profesional.
Antonio Trashorras, director del festival que le concedió el galardón, subrayó que "es una de las pocas estrellas de la edad de oro del celuloide que aún permanece viva y sus escenas puramente cómicas han arrancado las risas de innumerables generaciones".

Ya no hay actores como los de antes.

¡Feliz aniversario, estimada Chita!

jueves, abril 05, 2007

San Dino

¡Feliz Pascua, amigos!

Prescindan de Vía Crucis, flagelos, expiaciones, cilicios y penitencias.
Diviértanse.
Así lo hubiera querido el Galileo.
Siendo Jesús un tipo cabal, bondadoso, ecuánime y enemigo del sufrimiento como era, no tiene ninguna lógica que actuara como nos ha vendido la sacrosanta Iglesia durante todo este tiempo.

¿Me van a dar el paseíllo los matasietes de Poncio Pilatos?
¿Crucifixión has dicho?

¿El sindicato no me respalda?
Olvidarse de lo de poner la otra mejilla y de los de los peces y los panes.
Quien calla otorga.
Si te he visto, no me acuerdo.
Amos anda, no quiero cuentos con serranos, otro se las componga.

Yo renuncio.
Búsquense a otro Mesías, pongan un anuncio por palabras en el Heraldo de Jerusalén.
Lo mío es la ebanistería.
Me voy pa la serrería que tengo un montón de encargos atrasados y todavía faltan muchos años para que los bárbaros del norte inventen el IKEA.
Y a las dos viene mi María con la tartera.
Hoy toca humus, ensalada de berenjenas, pescado relleno y tarta de queso.

Otro gallo cantaría si no hubiéramos hecho caso de las monsergas y pamemas vaticanas.
Tanta sangre derramada para nada.
Se mortifiquen otros.

Les dejo en la inmejorable compañía de un hombre que hizo de la alegría, la cortesía, la elegancia y el sentido del humor una forma de vida.
Tomemos ejemplo.

¡Alabado sea Dean Martin!

miércoles, abril 04, 2007

Los del turbante

Damas y caballeros,
una nueva formación entra en escena.
¿Y quiénes son estos Fabulous Ottomans, se preguntarán ustedes?
Pues nada más y nada menos que el siguiente listado de aberrados músicos underground:

a la batería, el excéntrico ex-Brioles, Salva Falguera, a.k.a. Jocker.
Al saxo tenor, el dinámico componente de Jungle Tigers, Pep Cabrero.
Al bajo, la joven promesa y miembro fundador de The Born Losers, Dani Segura.
A la guitarra rítmica, el poliédrico ex-Walkysons, Adrià Gual.
A la guitarra solista, el joven y talentoso fundador de The Born Losers y actual guitarra de The Canary Sect, Pablo Loewe.
Y a la voz solista, el ex-Nu-Nile, actual cantante de The Big Jamboree, Miguel Ángel García Garrido.

El sábado, 7 de abril, a las 22:30 h en la sala Monasterio de Barcelona, por primera vez en la ciudad:

THE FABULOUS OTTOMANS

No se lo pierdan, damas y caballeros.

En el paseo de Isabel II, nº 4, al ladito de Les Set Portes (si le gusta comer ya sabe donde está, si no le gusta, hágalo de todas formas, en caso contrario puede morir).

Precios populares, ambiente No universitario y Rhythm & Blues de ese que tanto le gusta.
Esta Semana Santa venga a un lugar de recogimiento (cada noche recogen antes de fregar).

Si no los ha visto se lo recomiendo, si ya los ha visto, no le digo más.

Si no se fía y quiere escucharlos primero:
www.myspace.com/thefabulousottomans

Si quiere venir con turbante:
http://www.sikhnet.com/s/tyingturbans

Si no quiere venir:
http://sillytech.com/threads/1137


Adrià Gual

martes, abril 03, 2007

Bombay Beat!

Un poco de sana diversión para hacer más llevaderos estos días de penitencia y recogimiento.
¡Menuda fue la beatlemania!
¡El despiporre!

lunes, abril 02, 2007

Nuestra Semana Santa