viernes, marzo 16, 2007

Un bajito muy grande

Alfredo Landa ha perdido la pasión.

El actor ha hecho oficial su ya anunciada decisión de retirarse del cine durante la gala en la que recibió el Premio Especial del Festival de Cine Español de Málaga.
El Jack Lemmon pamplonica se jubila tras más de 40 años de carrera y 130 títulos en su haber.

Durante años le tocó ponerse en la piel de paletos, gañanes y españolitos perseguidores de escandinavas.
Muerto Franco, le llovieron ofertas con más peso dramático, los homenajes y los premios.

Profesional como la copa de un pino, jamás le hizo ascos a un papel.
Se entregó con la misma intensidad a un sainete chusco que a un filme respaldado por Delibes, Fernández Flores o el mismísimo Cervantes.

Ayer se despidió del oficio que tanto ama. Dice estar desilusionado con el panorama cinematográfico actual:

“Creo que en el mundo del cine hay una falta de talento escalofriante. Lo veo muy mal. Desde mi punto de vista creo que no hay ingenio, creatividad, que se han perdido los valores, la gracia, en este país se ha perdido la gracia.
Decíamos, y es verdad, que éramos un pueblo intuitivo; que nos gustaba mucho improvisar, pero para improvisar hace falta mucho talento, y ese talento creativo que tiene que anidar en el cine se ha perdido.
Antes había más ingenio, más creatividad. Hablamos de la censura, que fue algo pernicioso, pero pese a ella salió Buero Vallejo, Berlanga, porque en aquella época se imponía el talento.”

Nuestro país no se ha distinguido nunca por su producción cinematográfica.
Hasta los primeros años de la Transición existió una industria modestísima.
Se rodaban muchos más largometrajes, la mayoría de ellos sin ninguna pretensión, todo sea dicho, pero se contaba con una infraestructura técnica y artística.
Habían excelentes, directores, guionistas y actores hoy olvidados o despreciados por el simple hecho de que hacían películas, comedias en su mayoría, dirigidas al gran público.

Haga usted un tostón sobre una pobre mujer llena de moretones, un tetrapléjico postrado en una cama, un parado de larga duración sentado en un banco o un travesti educado en colegio de curas y la crítica alabará su obra y el espectador quedará hipnotizado, que no dormido.

Trate de entretener, y en el mejor de los casos le tacharán de majadero, frívolo e insustancial.

Landa vivió la situación en carnes, ni un solo gacetillero le considero un intérprete solvente, ni supo ver su inmenso talento hasta que apareció en películas “serias” de Garci y Bardem.

Al cómico no se le tiene ningún tipo de consideración.
Haga reír y no obtrendrá ningún tipo de reconocimiento, rásguese las vestiduras, aburra a las piedras y gánese el cielo.

Nuestro Alberto Sordi particular ha decidido poner fin a su carrera.

De ahora en adelante se dedicará a descansar, a los suyos, a tomarse esos gin tonics que por lo visto borda y a jugar unas partiditas de mus con los amigos.

Se lo ha ganado.

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

¡Viva Landa!
¡Abajo Landau!
¡Oscar póstumo para Pepe Isbert, YA!
El Walter Brennan madrileño.
¡Alabados sean Juan de Orduña, Florián Rey, Rafael Gil, Saenz de Heredia, José María Forqué y la familia Ozores!
¡Amenábar, basta de amenazas!
¡Bollaír al pilón!
¡Almodóvar, Flor de Otoño, vuélvete al cabaré!
¡Hortera!

12:34 p. m.  

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